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Como se debe valorar una empresa

Como se debe valorar una empresa

Se suele considerar que la única ocasión para valorar una empresa es cuando se va a comprar o vender una compañía. Sin embargo, la valoración de empresas, realmente es una herramienta para cuantificar cuánto valor crea una organización y qué tan eficaz es su equipo directivo; así como también para brindar un panorama más claro de la organización, con el objetivo de tomar las mejores decisiones estratégicas.

Valorar una empresa, es medir el potencial que tiene de generar utilidades en el futuro; dicho de otra manera, es cuantificar los flujos de efectivo futuros de la compañía.

Debido a la complejidad de este proceso, no es viable solamente proyectar flujos de caja al futuro y luego traerlos a valor presente. Para valorar correctamente una empresa, se debe:

1. Entender las ventajas competitivas de la organización. No es coincidencia que algunas empresas tengan un mejor rendimiento financiero que otras. Se debe identificar qué es lo que permite competir con mayor fuerza en el mercado y que ayuda a crear valor a futuro.

Ejemplos de ventajas competitivas pueden ser: posicionamiento de marca, clientes recurrentes, contratos a largo plazo, procesos más eficientes o acuerdos con proveedores. Hay que capitalizar estas ventajas. Esto es, que se materialicen en los registros financieros; es decir, que ocurran mayores ingresos.

2. Valorar una empresa es entender cuánto valor genera una organización a lo largo del tiempo. En este sentido, lo fundamental es tomar en consideración que no todo el dinero se va a recibir ahora, sino que se va a recibir a lo largo de determinado tiempo. Para traer al presente esos flujos de caja se deben aplicar ciertas metodologías, como el modelo CAPM (Capital Asset Pricing Model, por sus siglas en inglés).

A través de este se concretan las variables que permiten calcular el dinero que puede generar la organización en “pesos” de hoy.

3. Posteriormente, se debe hacer la proyección de los flujos de caja, para estimar cuánto dinero va a crear la organización. Aunque es algo positivo que una empresa genere utilidades, lo es aún más que genere liquidez. Esto es lo que hace posible cumplir con proveedores, empleados, bancos, impuestos, inversiones en activos fijos, entre otros. Dicho de otra manera, no es el dinero contable sino el real el que se debe determinar.

Se tiende a pensar que son los activos que tiene una empresa lo que le otorga su valor. En realidad, podría tratarse de los llamados “activos ociosos” que pueden no estar generando ganancias. Sin embargo, está la otra cara de la moneda. Empresas pueden tener activos muy depreciados, desde el punto de vista contable, pero que al mismo tiempo pueden estar generando valor. Otro capítulo son los activos intangibles. Activos que no se pueden reconocer contablemente, pero que revisten valor inestimable. Es el caso de connotadas marcas y la fidelidad de los clientes con ellas.

En resumen, no son los activos los que reflejan adecuadamente el valor de la compañía, sino cuánto dinero es que estos son capaces de generar. Poner en práctica estos pasos clave para valorar una empresa marca la diferencia a la hora de tomar decisiones.